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LA LABOR COTIDIANA
 

Se quiere insistir nuevamente sobre la necesidad –casi urgencia– del trabajo diario interno a aquéllos que van en pos del Conocimiento. Desgraciadamente la naturaleza del hombre es tal que tiende a olvidar lo que verdaderamente le interesa y ha buscado siempre y es traicionado por los sentidos, a lo que se suma la determinación del medio social contemporáneo, absolutamente profano y alejado de la auténtica realidad de lo que son y representan el mundo y el ser humano. Este condicionamiento a una imagen fija, literal y falsa de lo que somos y lo que nos rodea, hace que seamos absorbidos por la innegable fuerza de la mediocridad del medio, la que de indefinidas maneras, incluso con la violencia y el "chantaje" trata de hacernos participar de la chatura de sus valores.

El lector de este Programa sabe que debe emplear todas sus energías en esa lucha sorda con lo social (la cual se suele manifestar a veces a través de la familia) al enfrentarse con esas concepciones, que él, quiéralo o no, también tiene internalizadas mediante un aprendizaje tan falso como equivocado, por lo que está enfrentándose consigo mismo y sus propios errores y miserias.

Varias armas tiene el aprendiz de alquimista para vencer en esta guerra. La primera es la paciencia, una forma de lentificar el tiempo; asimismo posee distintos vehículos para lograr sus propósitos, los que se han ido indicando a lo largo de nuestro Programa. El objetivo de estas labores, del entrenamiento del que nos provee este manual, es obtener la atención concentrada, la reminiscencia y recuerdo de uno mismo, y el conocimiento de los secretos cosmogónicos, de cara a abordar la metafísica y la contemplación efectuando determinadas prácticas y ejercicios, como el estudio y la meditación, e igualmente el cultivo de ciertas potencias anímicas en relación con las imágenes visuales y mentales que se producen en nosotros y que actúan como despertadores de conciencia.

Pero el aprendiz de teúrgo sabe a esta altura del camino recorrido que es gracias a la perseverancia cotidiana que pueden obtenerse logros duraderos en su realización. Por lo que una y otra vez insiste en sus trabajos y fatigas, impulsado por la fe en la promesa que se le ha dado (aquella de que obtendrá cien veces más de lo que tenía) a pesar de sus amarguras y gracias a su sacrificio. Razón por la cual es capaz de decir: ¡Redoblo!, en especial en circunstancias difíciles, o sea en aquellas en que se hace imprescindible un sobreesfuerzo y donde se ve no sólo como conveniente, sino como imprescindible, la realización del rito cotidiano, la única salvación en un mundo como el que nos ha tocado vivir.


fig. 35


Por todo esto es que nos permitimos recomendar nuevamente a nuestros lectores la relectura del Programa Agartha. No sólo porque tendrá una visión distinta de lo que allí se dice, sino además porque en muchas cosas ella será como nueva, a tal punto usted ha sido capaz de modificar su criterio, su ángulo de visión. Este ejercicio le permitirá establecer comparaciones entre sus antiguas concepciones y las nuevas y establecer así su grado de "adelanto", o mejor: la porción del camino espiral ascendido. Su elevación del plano de la visión literal, a las sutiles percepciones de otras formas de la conciencia, las que van constituyendo una atmósfera distinta para el desarrollo del ser, a tal punto que puede entonces hablarse de un antes y un ahora, de un hombre viejo, y por lo tanto de un hombre nuevo, de una metamorfosis, o mucho mejor de auténtica
metanoia.

Se debe pues seguir confiando en la memoria, la que debidamente entrenada por el ejercicio y el estudio, por la escritura interna que imprimimos en ella, se constituirá en una energía constante que actuará por sí misma, como si manifestara un orden mágico y divino.

 
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QUIROLOGIA
 

A la mano, que cumple una función de modelo simbólico, la Cábala le otorga un profundo sentido sagrado. Lo mismo otras tradiciones como la Hermética o el Islam (ver en esta última, por ejemplo, la importancia talismánica que posee la mano de Fátima, la hija del Profeta). Las dos manos unidas con sus respectivos cinco más cinco dedos son una imagen del modelo del denario arquetípico y por lo tanto de la realidad que expresa el Arbol de la Vida Sefirótico. Pero lo que hoy se entiende por quiromancia o quirología (del griego kheir, mano) es un vestigio, harto desfigurado –como lo es también la Astrología moderna–, de lo que otrora fuera una ciencia de alcance espiritual y oracular. Hemos, pues, de insistir en que todas las artes mánticas y adivinatorias en general asumen el verdadero sentido y función que les compete sólo en tanto se las enmarca dentro de una perspectiva espiritual e iniciática, del hombre y del mundo, ajena a toda superstición y literalidad. Y esto aunque se dé por supuesto que en las manos está impreso el mapa de nuestro propio destino y naturaleza, como también en el rostro o en la propia configuración física. En cualquier caso ya se sabe que todo el ámbito terrestre y corporal es un reflejo o huella de un modelo celeste, por lo que cada parcela de su geografía es portadora de un mensaje simbólico que no está sino manifestando ese modelo a un nivel (así es, por ejemplo, como recién nacido el Buda Shakyamuni, los sacerdotes descifran su importante destino espiritual partiendo de los 32 signos impresos en su piel).


fig. 36


A cada dedo, línea y comarca de la mano se le asigna, en efecto, una correspondencia con una deidad determinada, vinculada, sobre todo, al simbolismo astrológico y alquímico: el pulgar a Venus, el índice a Júpiter, el medio a Saturno, el anular al Sol y el meñique a Mercurio. Sin embargo a la hora de descifrar los diferentes sentidos y analogías simbólicas de los signos hay que considerar la mutabilidad –y por lo tanto relatividad– del mundo sensible y corporal, el propio del fenómeno y el cambio. Los signos de la topografía física cambian de configuración en sus pormenores al cambiar constantemente también el propio organismo y más aún su aspecto externo. Establecer, pues, sistemas demasiado rígidos de interpretación es arriesgarse inevitablemente a caer en el error de tomar un relativo por un absoluto. De hecho y al igual que en el caso de la fisiognomía, cada tradición o pueblo posee unas variantes propias de interpretación, válidas en la mayoría de las veces para su propia raza y ligadas a sus propios parámetros simbólicos, lo cual no quiere decir que, en el fondo, no exista entre ellos una unanimidad esencial de sentido. Digamos por último que la mano izquierda está relacionada con lo ancestral y la herencia psíquica del individuo, con sus posibilidades latentes, mientras que la derecha lo está con su personalidad y su actualidad, o sea con la concreción efectiva de todo lo que, en la izquierda, es potencial e instintivo; relación análoga por lo demás a la de toda la simetría microcósmica.

 
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CABALA
 

Al comienzo de nuestro Programa (Módulo I, acápite 25) hemos dado las analogías entre el modelo del Arbol de la Vida y el cuerpo humano. Allí proponíamos unas correspondencias y sugeríamos las visualizaciones adecuadas a ellas. Allí también decíamos que en futuras prácticas intentaríamos la inversión de polaridad de energías. Eso es lo que haremos ahora de acuerdo al siguiente cuadro:

Kether: la coronilla
Hokhmah: ojo y hemisferio cerebral  derecho
Binah: ojo y hemisferio cerebral izquierdo
Hesed: brazo derecho
Gueburah: brazo izquierdo
Tifereth: corazón, plexo solar
Netsah: pierna y cadera derecha
Hod: pierna y cadera izquierda
Yesod: los genitales
Malkhuth: base, planta de los pies

En lo futuro regularemos y ordenaremos nuestras visualizaciones así como nuestras 'especulaciones' (el espejo refleja siempre las imágenes invertidas, como igualmente lo están nuestras manos una con respecto a la otra, y asimismo las dos mitades de los hemisferios cerebrales) de acuerdo a la presente versión que no sólo es cabalista sino que se halla en correspondencia con otras tradiciones.

Por lo tanto la mano derecha no representará ya el rigor y la justicia, sino la misericordia y la gracia (Hesed) y será la mano de bendecir. Igualmente Hokhmah será el ojo derecho y el hemisferio cerebral que representará la recta (o derecha) intención (ver Módulo I, acápite 40) y la columna de la izquierda se relacionará con lo pasivo, con lo limitativo y constrictor. Esta es una manera radical de conjugar los contrarios, por medio de un ejercicio práctico que debe necesariamente unificar los opuestos en el eje central.

La orientación que damos ahora es especialmente válida para los pueblos del hemisferio norte y tiene como referencia a la estrella polar, situada en ese punto cardinal, el norte, al que se mira. La orientación que hemos seguido hasta el momento enfrenta al sur, y tiene como guía a la cruz del sur, visible en ese hemisferio. El oriente y el occidente se corresponden en ambas situaciones con distintos brazos en el hombre aunque obviamente no cambian su contenido esencial identificado con la salida y puesta del sol.

 
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LA ESTRELLA Y LA ESPIGA
 

El viaje reiterado por las dimensiones del mundo del hombre, a la luz de la estrella entrevista en el instante de un tiempo otro, más atemporal, próximo a los orígenes, viaje de reconocimiento de las direcciones cualitativas de la caja-cubo del cosmos, es también el reconocimiento de la obra de arte sagrada, la cual posee la cualidad del holograma, obra también de la luz, en la que la parte conlleva inmanente al Todo. El mundo del ser humano es un todo unitario, un juego de relaciones y tensiones que se equilibran en su centro siempre virginal. Esos viajes no son distintos de la comprensión que el alma realiza reconociendo sus cualidades, su diseño, su forma prototípica signada por la divina proporción que asimismo nace de la relación de la Estrella con la circunferencia de su límite. Esta regla de oro, o proporción áurea, es el verdadero nombre de las cosas, su realidad en el Hombre primordial que las rescata devolviendo el mundo a su Principio, en la síntesis de su morada primigenia.

Pero el encontrar la Estrella, sello de la verdadera vida del microcosmos, es también encontrar la muerte, no como la entiende el mundo profano, pero sí en el nombre de otra luz, más que inteligible, no cósmica, con respecto a la cual la anterior no es sino un pálido reflejo. En efecto, lo mismo que da la vida, signa por eso mismo con la muerte. La afirmación del ser oculta todo aquello que sólo puede ser expresado en términos negativos, por ser inefable. En el corazón del templo, el altar, centro donde se equilibran las influencias de lo celeste y lo terrestre, lo vertical y lo horizontal, puede producirse un sacrificio secreto, caracterizado por el abandono de todo reflejo, en el que el oficiante y la víctima sean uno solo. Todo ha sido dado y ha de ser devuelto, con la gratuidad propia de una Realidad que nunca se ha visto a sí misma como propietaria, pues es No-Dual.

La espiga, que el Sol hizo crecer mostrándose sobre el meridiano, no podría seguir progrediendo indefinidamente. Su propio peso, que debe a la Tierra, la inclina sobre sí misma, trazando el anagrama de un Nombre arquetípico por el que son hechas nuevas todas las cosas.

 
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ALQUIMIA
 

Generalmente cuando se nombra la Ciencia Alquímica se piensa en la referida al reino mineral cuyo objetivo es la realización del oro metálico a través de la piedra filosofal. Esta forma del Arte Regia es la transmutación que se produce en el athanor u horno por medio de diferentes procedimientos y etapas que el adepto relaciona con su propio proceso iniciático interno, análogo a cualquier gestación, comenzando por la del Universo. Sin embargo ya hemos mencionado la alquimia vegetal como una posibilidad idéntica, la que utiliza el propio cuerpo humano como un athanor y persigue exactamente los mismos fines, o sea los de la plena realización de las posibilidades humanas por medio de la constante conjunción de las energías opuestas que yacen en lo profundo de su alma. También debemos mencionar una alquimia desarrollada a través de la respiración, la que pretende fijar el hálito vital (el prâna de los hindúes) como alimento constante fluídico y permanente de la creación íntegra.

Es necesario aclarar que todas esas formas de la alquimia son igualmente válidas y están referidas a idénticos principios cosmogónicos que se manifiestan de igual modo esencialmente, aunque las formas de expresarse sean diferentes, razón por la que son valederos los mismos símbolos y la sucesión de las operaciones descritas en la alquimia metálica (comenzando por el mercurio), aunque la materia prima a emplearse sea distinta. Cabría también aquí señalar la alquimia sexual como otra modalidad operativa, íntimamente ligada a lo que en el hinduismo y el budismo se denomina tantra. Todos estos aspectos tienen en común la idea de una regeneración y por ello están ligados a conceptos referidos a 'larga vida', 'medicina universal' e inclusive a 'inmortalidad', lo que resulta claro en el taoísmo.

También queremos recalcar que la alquimia ha sido llamada la ciencia de los espejos, y que estas especulaciones constituyen en todos los casos un orden consecutivo de disoluciones y sublimaciones, disociaciones y asociaciones, de muertes y resurrecciones que no son indefinidas ni se pierden en el vacío de un gesto tan reiterado como banal, sino que aspiran a un logro final, en el que ellas, y por lo tanto la alquimia, adquieren su verdadero sentido.

 
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VIRGILIO-DANTE I
 

Ha sido bastante frecuente, en la historia de las civilizaciones tradicionales, el hecho de que cuando éstas, por imperativos cíclicos, estaban a punto de desaparecer, la doctrina metafísica y cosmológica que ordenó su cultura y su vida se refugió en las obras de determinados personajes clave, y ello con el propósito de que dicha doctrina no se perdiera definitivamente. El destino de los hombres de Conocimiento que viven durante esos períodos críticos está, en parte, supeditado a esa misión de salvaguarda. Tal el caso de Dante en relación con la Edad Media. Fue en La Divina Comedia donde Dante recogió y plasmó lo esencial del esoterismo cristiano que estaba representado por ciertas agrupaciones artesanales, herméticas y caballerescas, como la Orden Templaria. Como ya dijimos en un acápite anterior, la propia organización a que pertenecía Dante, los "Fieles de Amor", pasaba por ser una rama de la propia Orden del Temple, por lo que es de suponer que cuando ésta desapareció en 1314 los "Fieles de Amor" continuarían manteniendo –aunque en forma más oculta y velada– gran parte de la enseñanza iniciática y tradicional que detentaban los caballeros templarios. Es esta herencia espiritual la que en verdad constituye el eje medular que vertebra toda La Divina Comedia, y cualquier lectura que de esta obra se haga debe tener en cuenta este dato si se desea conocer el profundo sentido que encierra.

Sin embargo, existe la presencia de otras fuentes tradicionales en el poema de Dante, cosa que no es de extrañar teniendo en cuenta la encrucijada de culturas que confluyeron en la época medioeval. Concretamente nos referimos a la presencia de la tradición greco-latina, representada en la Comedia por Virgilio, a quien Dante llama maestro, señor y guía. Virgilio fue con respecto a la tradición greco-latina lo mismo que Dante con respecto al esoterismo cristiano: un iniciado que conservó en sus obras, especialmente en Geórgicas y La Eneida, lo esencial de su cultura. En La Eneida, por ejemplo, encontramos una serie de datos relacionados con la doctrina de los ciclos, y sin duda Dante se sirvió de ellos en La Divina Comedia. Todo esto nos indica que la tradición representada por Virgilio continuaba estando viva en tiempos de Dante, y continuaría estándolo más allá de éstos, como fundamento que es de la propia cultura y la historia sagrada de Occidente, y cuya herencia recibimos todos los nacidos en él, seamos o no conscientes de ello.

Centrándonos en el punto de vista del proceso iniciático, y considerando que con respecto a él la historia y la geografía sagradas –en cuanto que expresan las leyes universales– también constituyen un dato importante a tener presente, puede decirse que la tradición greco-latina representa para Dante el legado de sus ancestros o antepasados; un legado impreso por 'consanguinidad espiritual' en el alma del poeta florentino. Cuando en su 'viaje' Dante accede a la región intermediaria del mundo sutil, simbolizada por el 'limbo', y contempla las almas de los justos que allí moran (la de Homero, Eneas, Héctor, César, Ovidio, Horacio, Orfeo, Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, Séneca, Heráclito, Zenón, Diógenes, Anaxágoras, Thales, Empédocles, Euclides, Ptolomeo, etc.), 'reconoce' en sí mismo esa herencia tradicional, siendo gracias a ella, y junto a su maestro Virgilio, que puede acometer seguidamente el duro y peligroso descenso por los círculos infernales, los cuales suponen una inmersión en el aspecto más tenebroso de la psiquis: los prolongamientos más inferiores del estado humano que deben ser agotados definitivamente antes del ascenso o subida a los cielos y a los estados superiores.


fig. 37

 
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EL METODO FUNDAMENTAL
 

El estudio y la meditación sobre los textos herméticos, la Enseñanza de la Cábala sefirótica, las imágenes y la estructura móvil que el Tarot propone, tanto como las de la Alquimia y sus operaciones, así como la de la ciencia Astrológica y Pitagórica, y el discurso platónico, producen en el alma que contempla un reencuentro con la Gnosis Perenne, conocimiento y sabiduría obtenidos a partir del ascenso paulatino por las esferas y experimentado de modo vital a partir de una teúrgia fundamentalmente individual. Es decir un método "objetivo" que se encarna de modo "subjetivo", en forma "mágica".

Esto desde luego se debe a la correspondencia entre todos los planos de la realidad tanto del macro como del microcosmos y el amor entre sus partes que, partiendo de la Unidad Original, primera determinación del No Ser, se articulan desde la Idea y el Arquetipo hasta la materialidad más concreta de nuestro mundo sensible a través del plano intermedio, poblado por entidades espirituales informales y sutiles que actúan como mensajeros concretos de las emanaciones más altas de las que son recipiendarios, y que transmutan en vibraciones, que a su vez generan las innumerables energías de lo más bajo. Para el Hermetismo sólo basta revertir este proceso descendente (que en el hombre se ha denominado Espíritu-Alma-Cuerpo), es decir hacerlo ascendente para remontar así hasta el primer Principio, amparados y protegidos por el rocío celeste, cristalización de lo supra-celeste.

 
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VIRGILIO-DANTE II
 

En la simbólica iniciática la 'puerta de los infiernos', o Ianua Inferni, que es precisamente la 'puerta de los hombres' o de los 'ancestros', es la que el ser en busca de su realización espiritual debe franquear antes de salir por la 'puerta de los dioses', o Ianua Coeli, aquélla que da acceso a los estados supraindividuales o suprahumanos. Pero con el descenso a través del inframundo o 'reino de los muertos', no termina la función de guía asumida por Virgilio, sino que ésta aún permanece en el transcurso de la no menos penosa ascensión por la montaña del Purgatorio, durante la cual Dante se purifica y re-genera de los 'siete pecados capitales', reverso negativo de las 'siete virtudes', doble septenario éste que manifiesta las energías ambivalentes de los planetas. Por otro lado, el recorrido por el que asciende equivale a las pruebas iniciáticas. Asimismo, la estructura literaria de La Divina Comedia (y especialmente el Infierno y el Purgatorio) está también inspirada en La Eneida virgiliana (concretamente en el Canto VI), donde se relata el descenso del héroe troyano Eneas en el antro de la Sibila de Cumas. Además, este mismo esquema, que por otro lado es universal, se repite en los misterios órficos y de Eleusis, así como en el descenso de Ulises al antro de las ninfas. Igualmente hay que considerar la influencia del islam, y concretamente en lo que se refiere al relato del más importante maestro espiritual del sufismo, Mohyddin ibn Arabi, que en su obra Revelaciones de la Meca describe el "viaje nocturno" de Mahoma a través de los tres mundos.

Es importante señalar que Virgilio también simboliza la razón humana que debe prevalecer firmemente en el iniciado a fin de que no sucumba ante los tres tipos de peligros con los que debe enfrentarse en su descenso a los infiernos: la caída en el cenagal, la vuelta hacia atrás y la petrificación. En este caso la razón debe entenderse como la síntesis de todas las facultades y virtudes correspondientes al estado humano y que por ello mismo reflejan y manifiestan la Razón o Inteligencia divina. De esta forma, la razón (en el sentido que estamos dándole y no en el que le otorga el 'racionalismo') representa, como el radio de la circunferencia, la vía recta, o 'recta intención', que no hay que perder en ese viaje laberíntico desde la periferia de uno mismo hasta el centro o punto más interno donde reside nuestra auténtica identidad. Es ya cuando Dante alcanza el Paraíso terrestre –situado en la cima de la montaña del Purgatorio– que Virgilio, es decir la tradición de sus antepasados, ha cumplido su misión con respecto a la horizontalidad humana. En el Paraíso terrestre (el centro de nuestro estado de existencia) Dante halla a Beatriz, encarnación de la Sabiduría y la Belleza trascendentes, y junto a ella emprende el viaje, esta vez vertical, a través de los diversos cielos planetarios que simbolizan los estados superiores del ser, hasta alcanzar la plenitud del Conocimiento y el acceso al Paraíso celeste, donde reside "... el Amor que mueve el Sol y las demás estrellas."

 

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